Probablemente
sea uno de los lugares más especiales y mágicos de la costa vasca.
Ha
sido lugar de peregrinación de los habitantes de Bizkaia, y especialmente de
los marineros de los pueblos vecinos.
Está
formado por un pequeño islote que se une a la tierra por un istmo artificial.
Para ascender a la cumbre donde está la ermita de San Juan hay que superar con
esfuerzo 231 escaleras. Eso sí, la vista desde allí vale la pena.
Como
en muchos otros lugares, su visita va asociada a numerosos ritos. Es
tradicional tocar trece veces seguidas la campana de la ermita para pedir un deseo o ahuyentar a los
malos espíritus.
Es
un lugar que tiene que someterse a constantes obras de mantenimiento por las
duras condiciones climáticas de la zona. Se visita mucho en verano y durante
los fines de semana.
Hace
tiempo se llegaba con el coche hasta el pie de la isla, pero ahora el acceso
está cortado y se ha habilitado un gran aparcamiento junto a la zona de
restaurantes. De allí parte el sendero descendente que nos acerca en unos 25
minutos, como bien nos indica el cartel.
Ver San Juan de Gaztelugatze (Bakio) en un mapa más grande
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