En
el valle de Atxondo a principios del siglo XX la minería estaba en su apogeo. En
1959 la última explotación cierra. Y con ella desaparece el tren.
Este
recorrido del antiguo tren se ha aprovechado para dar vida a cinco kilómetros
de vía verde muy bellos y muy cómodos de recorrer. El camino de Arrazola es una
excelente ruta, bien señalizada, sin ruidos, cerrada a las bicicletas, y que
nos que permite un caminar por el fondo de un valle idílico. A nuestra derecha
nos acompaña el imponente monte Anboto, que es la máxima cumbre del Parque Natural de Urkiola.
Vacas,
ovejas, cabras, caballos, cerdos y algún burro también van apareciendo en
nuestro avance. Nos encontramos interesantes paneles
indicadores a lo largo de todo el recorrido.
Para
empezar la ruta, en el núcleo de Apatamonasterio, cruzamos un puente sobre
el río Arrazola.
El
primer punto de interés está en el barrio de Marzana con su torre-palacio
medieval, la iglesia de San Martín, barroca (siglo XVIII) y un caserío
reformado en 1924.
Dejamos
atrás un área recreativa y llegamos a un salto de agua.
Cruzamos
con la carretera que lleva a Axpe y Atxarte. Más abajo, a la izquierda, queda
la iglesia de Santiago, de estilo barroco, del siglo XVIII.
El
paisaje se va abriendo y a nuestra izquierda surge el núcleo de Arrazola. La
iglesia de San Miguel queda en un alto, y a la derecha el caserío Urrutia. El
escudo de este caserío es de 1760, pero el edificio se remonta al siglo XVI.
Está bien conservado y habitado.
Avanzando
encontraremos el molino Ibarra (siglo XVII) a la izquierda, que junto con el de
Marzana, es uno de los que quedan de los siete que hubo en Atxondo.
Si
nos desviamos algo del camino encontraremos el caserío Oiargane (Ollargan) que
es igual de antiguo o más que Urrutia. En la fachada está grabado el nombre
Pedro de Albayalde y el año, 1519.
Cruzando
de nuevo el río Arrazola se alcanza la ermita de San Roque, de los siglos
XVII-XVIII. Centenarios y altos plátanos dan sombra al templo. Hay bancos, una
fuente y un amplio aparcamiento. Al otro lado de la carretera, que termina poco
más arriba está el caserío de Makatzeta que es un restaurante.
Una
vagoneta minera nos recuerda la función de la
vía. Unos pasos más y estamos en El Tope, el apeadero de la mina de Errotabarri.
Es el final de trayecto donde se encuentra una pequeña área recreativa para
reponer fuerzas y emprender el camino de vuelta por el mismo camino.
Para más información del recorrido en formato PDF podés consultar este enlace.
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